
La ilegalización de la producción, venta y consumo de drogas no ha traído ayuda para la humanidad. Desde que Nixon declaró en el año 1971 la guerra contra las drogas el consumo no ha parado de subir, las rutas de narcotráfico no paran de expandirse, los narcotraficantes siguen amasando dinero y poder, han surgido miles de drogas sustituitorias y derivados, algunos muy dañinos como la marihuana sintética y hay muchos estados secuestrados por los cárteles.
Ante esta situación ya nadie niega que la guerra ha fracasado. En EEUU el número de presos por narcotráfico supera al de todos los demás delitos juntos y ocurre algo similar en el resto del mundo. Por su parte la policía agotada, informa de esta batalla contra los narcos es similar a la de la Hidra , cuando cortas una cabeza , salen varias más, cuando cae preso un capo o una banda, la violencia se recrudece y los capos y mafias que quedan en pie se disputan el territorio, además la corrupción sostiene todo este entramado. En el caso de los cocaleros productores siguen siendo campesinos que ganan un salario de agricultores, después los refinadores de pasta y los laboratorios van ganando algo más del dinero pero el groso del dinero se lo llevan las mafias que lo distribuyen y transportan, los que hacen la logística que a su vez la venden a los traficantes de barrio y estos a los consumidores que se empobrecen ante los elevados costes y la mella psicoemocional que produce el consumo continuado. Es decir, el gran negocio de los narcos es gracias a que es ilegal , sin embargo, a estas alturas, ellos no perderían su mercado, sino que el Estado entraría a formar parte de él, ellos ganarían paz y tranquilidad, a cambio de el cese de la violencia y el estado negociaría con ellos la manera de regularizar y visibilizar el mercado de manera que se integren en él y todo se transforme desde la paz y el diálogo.Esto no acabaría con el mercado negro o gris pero ya no sería propiedad exclusiva de los narcos, el Estado quiso demostrar con su prohibición que es el dueño de las drogas pero solo le entregó las llaves de su propiedad a la delincuencia, que se convirtieron en farmacéuticos clandestinos con pistola, pseudomédicos de barrio que dan su medicación de cocaína, marihuana o heroína a las personas que se automedican con ellas porque no encuentran otra manera de afrontar su vida. El consumo y la adicción son intentos de autosanación y autoliberación desesperados de las personas porque no han encontrado otras vías a través de otras medicinas y encuentros de conexión con personas que les permitan encontrar aquello qur anhelan desde lo más profundo.
Los nuevos presidente y vicepresidenta de Colombia se proponen legalizar las drogas como una nueva manera de encaminarse hacia la libertad de todos ,la salud y la paz. Algo que va a encontrar la oposición del resto de estados del mundo que aún pretenden persistir en la antigua estrategia violenta de la guerra.
Me he resistido a escribir este artículo por el miedo de que la legalización de las drogas pueda hacer que su consumo aumente o que se asocie en el inconsciente de que porque sea legal no es tan dañino como puede ser. Esto no tiene por qué ocurrir si el enfoque pasa de ser del castigo al apoyo y se crean centros de apoyo a estas personas. La paradoja es que muchas de las herramientas con las que se podria ayudar a estas personas están prohibidas, perseguidas o mal vistas por los estados, a pesar de que son las más eficientes, como los son la ayahuasca, el bufo alvarius , la psilocibina o el MDMA ( éxtasis), junto con un acompañamiento cariñoso y amoroso en comunidad y un apoyo de integración psicológico y espiritual- trascendente.
Leyendo la estadísticas de países como Portugal (donde se despenalizó el consumo acompañado de campañas de educación y reducción de riesgos y apoyo psicoemocional) o Denver (donde te dan la opción de pagar una multa de 100 dolares o acudir a un centro, en varios de los cuales donde se usa psilocibina), la experiencia dice que su consumo no aumentó, sino que al crecer el apoyo a las personas y no el castigo la situación se transformó. Todavía no hay ningún país donde se hayan legalizado, es decir, donde no solo no esté penalizado su consumo sino también su venta, distribución y producción, excepto en Uruguay con la marihuana donde existen informes que hablan de que el consumo aumentó y otros que hablan que se redujo.
Desde luego el riesgo de aumento de consumo es posible pero es algo que debemos asumir si queremos solucionar el resto de problemas. Es mejor que el mercado y distribución esté en manos del Estado y que se trabaje en conjunto junto con un equipo de salud psicológica. Si el estado distribuyera la droga en dispensarios la calidad del producto sería menos dañina que las mezclas que se ofrecer en la calle, el dinero recaudado podría usarse en crear centros de apoyo terapéutico , hospitales y campañas de educación , una educación no moralista donde no se demonicen las drogas sino donde se hable con claridad sobre ellas.
El mdma es una herramienta maravillosa terapéutica , de conexión con los otros, de acercamiento mutuo íntimo y abrazo comprensivo y liberador a uno mismo, pero al prohibirse ha pasado a usarse sin las recomendaciones, entornos, dosis y frecuencia adecuados. En los colegios solo se habla de efectos dañinos y muerte y eso ya hemos visto que no funciona y no frena la sed exploradora del que quiere ir más allá de las limitaciones morales que nos imponen desde la ignorancia.
En el caso de la cocaína, no le veo potencial terapeútico, ni si quiera hedónico o lúdico, pero es la sustancia más consumida en el mundo junto al cannabis,el alcohol y el tabaco y es necesario asumir esto y ofrecer alternativas a los consumidores que realmente les permita encontrar esa conexión genuina que están buscando infructuosamente con esas sustancias. Una conexión divina con la existencia que puede encontrarse con los enteógenos y con los otros que puede encontrarse con los entactógenos, siempre clmo vías para decubrir que el amor es la gran sustancia, la gran medicina, la gran liberación y felicidad que transforma nuestras vidas y es ahí donde encontrar una comunidad, un grupo de personas cariñosas donde apoyarse mutuamente es fundamental.
Con este artículo me gustaría inspirar a abrir nuestros corazones y mentes a nuevas posibilidades que nos permitan respirar en paz en este mundo, siento que la legalización de las drogas traerá paz exterior pero ésta será real y duradera siempre y cuando apoyemos la paz interior y para ello hemos de abrirnos a nuevas maneras de acompañar a las personas, dejando de excluir de la psicofarmacología a los psicodélicos, creando espacios amorosos de tratamiento alejados de la frialdad de los hospitales psiquiátricos y centros de desintoxicación, desestigmatizando a los que consumen, abriendo lugares de exploración afectiva y sexual (ya que gran parte de los consumidores usan las drogas para desinhibirse y conectar con los otros y vivir experiencias de placer y conexión) y abrir lugares en la naturaleza donde las personas puedan acudir a descansar, regenerarse , oxigenarse y encontrarse. Esto ya está ocurriendo en algunos lugares, solo es necesario que se reconozca y apoye lo que ya ha nacido, también hay personas muy preparadas a nivel logístico para organizar la regulación y legalización y la reducción de daños y reeeducación y apoyo. El futuro libre, pacífico, gozoso y amoroso ya está aquí, solo es necesario abrirnos a dejarlo entrar.
Sergio Sanz Navarro