Ay… escribirte a ti… tantas noches y tantos días junto a ti, extraña sensación de mis días sin impronta, fantasmal canto de sirena, cercana como la oscuridad de un abismo sin atisbo. ¿ De dónde sacas tanto deseo? ¿ de dónde sacas tanto anhelo y tanta inquietud? ¿ qué es lo que quieres, en verdad, que con mi dulce amor no te basta…?
Me llevas por las calles sin rumbo, por el tiempo sin reloj, deambulando sin tregua… brújula sin rumbo y sin barco en los mares en Dios.
Me agotas cuando te escucho, me desesperas cuando te creo, me iluminas cuando te abrazo.
Lánguido fulgor , fabricadora de historias, gasolina de búsquedas en los bosques y las playas de lo incognoscible…
Vienes a mi y me azoras, solo te calmas a veces cuando todo se concatena para ti y el azar y el esfuerzo dejan de existir.
Clamor de relajación, relatividad en lo absoluto, amarga lágrima sin nombre y sin dicha que me quemas… me quemas por dentro… ¿ qué agua saciará tu sed? ¿ que mujer? ¿ que noche desenfrenada de placer apaciguará tus ansias?
No… ya no eres mi dueña y sin embargo a veces, tantas veces… más de lo que yo quisiera soy tu esclavo y con tu correa me llevas por los derroteros de experiencias que si nombre tuvieran pudieramos llamarles perdición, fracaso y frustración… y que de no haberme llevado otras veces al éxtasis total ,ya , la verdad, ni caso te haría.
¿ acaso tienes entrañas? ¿Por donde sorbes el néctar que exiges? Desangrado me tienes cuando ciego de tus impulsos caigo y me olvido de mi y de los que amo. Tú… que me llevas a una soledad que conozco y amablemente cariño le doy: ¿ cuando te irás de mi vida faro púrpura del vagabundeo de mi existencia?
No hay cerveza que te sacie pareciera, ni mirada ni caricia que te colmen, siemrpe quieres más y más como un perro ladrando al vacío…
Escribir sobre ti me satisface algo y creo que a ti también, como si con ello escuchara y comprendiera a tientas el ignoto idioma que hablas entre sombras,ruido y aburrimiento.
Solo en el silencio de mi corazón a veces yergues tu cansado cuerpo etéreo sobre mi y me cuentas tantas cosas que quieres , que no quieres y tanta incomprensión por no saber lo que quieres que solo puedo yo en la entereza que puedo recoger de mi ofrecerte la serenidad de este caminante que reposa.
Sergio Sanz Navarro